martes, 12 de diciembre de 2017

AMOR HERMÉTICO



Se sentó  delante del lienzo impoluto. Su mente estaba más blanca que el mismo. Llevaba ya cierto tiempo así. Pasaban las horas y los instantes le parecían infinitos. Su mirada como un maniquí al que nadie contemplaba. Adormecido. Fijando los ojos en los tensos finos hilos de algodón que trenzaban aquella sábana blanca.Pero no brotaba ninguna idea. Miraba dentro de sí...y no veía nada. Entonces pensó que ya no le quedaban fundamentos para crear, y si no le quedaban motivos para pintar....menos aún para vivir.

Por alguna extraña razón, quizás unos impulsos dirigidos por alguna musa, se levantó y se dirigió hacia la ventana, descorrió las vetustas cortinas y casi sin pestañear vio, fundida en un fondo teñido de una luz cenital, la diminuta silueta de una niña hablándole cariñosamente a su gato el cual se encontraba alborozado entre sus brazos. La escena le conmovió gratamente. Estaba contento y quería comenzar a pintar. Tenía mucho trabajo que hacer.